Parroquia Santa María del Pilar Marianistas

La vida de nuestra comunidad cristiana en la red


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Feliz Pascua de Resurrección. Te ofrecemos la Vigilia Pascual y la misa de este domingo desde la Comunidad Marianista SMP.https://www.facebook.com/ParroquiaSMP/

Feliz Pascua, queridos amigos y amigas. Un día esplendoroso se nos ha regalado. La luz entra a raudales por todas las ventanas y se cuela en nuestros hogares como la presencia del Ángel que dice a las mujeres: No temáis, alegraos. Jesús ha resucitado, tal y como había dicho. Id, decidle a vuestros hermanos que vayan a Galilea; él va delante de vosotros. Jesús Vive, abre camino, espanta los miedos, nos baña de una alegría indecible y nos hace intuir que pronto lo veremos, en nuestra Galilea, en nuestro lugar de trabajo, encuentro, diversión, en la calle, en el bar, con los amigos,…. Jesús ya va por delante. Amigo, llenante de esperanza. La alegría de esta noche nadie nos la puede arrebatar. Un abrazo lleno del gozo inmenso de la fe en Jesús, el Resucitado.

Comparto con vosotros la celebración de la Vigilia Pascual y la misa de hoy domingo de resurrección en la Comunidad Marianista de Santa María que os felicita con todo cariño en esta mañana hermosa de Pascua.

Pincha aquí para ver la Vigilia Pascual

Pincha aquí para ver la misa del Domingo de Resurreción

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La Comunidad Marianista SMP celebra la misa del III Domingo de Cuaresma en comunión con nuestra parroquia, colegio y familia. A tu disposición el audio para vivir juntos el día del Señor

Queridos amigos y amigas:

Hoy no habrá ninguna celebración pública en nuestras iglesias. La crisis del coronavirus nos ha hecho tomar estas decisiones extraordinarias para preservar la salud y evitar más contagios.

Esta mañana hemos celebrado la eucaristía del III Domingo de Cuaresma unidos a todos vosotros, nuestros hermanos y hermanos de la Comunidad de Fe de Santa María del Pilar, de esta parroquia y este colegio; unidos a tantos amigos y familiares, especialmente a aquellos que están padeciendo la enfermedad, que están cuidando a los suyos, y también a todos los profesionales sanitarios, auténtico héroes de estos días. Jesús está sentado en el brocal del pozo y nos espera sediento, solidario de nuestro cansancio y fragilidad, dispuesto a la conversación que toca el corazón, nos hace descubrir nuestra verdad y hace brotar el manantial de agua viva que salta hasta la vida eterna y que nos quita toda sed.

Te ofrezco el audio de laudes y eucaristía de esta mañana por si quieres orar con nosotros. No olvides que Jesús está en el pan y el vino consagrado, pero también en tu hogar, en en tu casa, en aquellos que te necesitan. Comulguemos con él, amando profundamente a quienes tenemos más cerca. Mi oración y toda mi cariño en este día del Señor en nombre de la Comunidad Marianista de Santa María del Pilar.

Pincha para descargar escuchar la misa

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Jesús ha resucitado: sorprendámonos, anunciemos, corramos. Imágenes y homilía de la Vigilia Pascual en @ParroquiaSMP

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Homilía vigilia pascual 2019

Los aromas preparados para ungir el cuerpo de Jesús.

Quizá a lo largo de esta semana y también en la historia de nuestra vida de fe, Jesús haya ido creciendo ante nuestros ojos como un modelo, un maestro de vida, alguien admirable que despierta en nosotros respeto y afecto. La vida arrebatada en su juventud, el maravilloso proyecto que El inauguró ha sido truncado por quienes en su maldad, desde la más profunda injusticia quisieron quitarlo de en medio. Nos queda una memoria melancólica, una suerte de nostalgia que queremos conservar y embalsamar con nuestro mejores perfumes y aromas. Hablamos de Jesús en pasado, lo conservamos manejable en fórmulas, textos, liturgias, dogmas y en imágenes hechas a la medida de nuestras necesidades. Y así nos aproximamos quedamente, llorosos, piadosos, a un sepulcro en donde no esperamos encontrar más que los vestigios de una vida pasada. Una realidad misteriosa pero ya cerrada: la muerte.

Sin embargo, queridos amigos, en esta noche, la más grande de todas, estamos convocados a la SORPRESA, al desconcierto, a aquello que rompe la lógica y que nos introduce en el misterio del Dios de lo imposible. En esta noche, la LUZ que ha brillado en medio de las tinieblas quiere cambiarnos el argumento de nuestra vida. Y por eso somos invitados como aquellas mujeres a abrir bien los ojos y dejarnos sorprender por una piedra corrida, la ausencia de la muerte, y la presencia refulgente de quién nos inquiere: ¿por qué buscáis entre los muertos al que vive? Yo te pregunto a ti, os pregunto a vosotros: ¿qué piedra pesada como una losa encontráis corrida o al menos entreabierta en esta noche?¿Quiénes son presencia luminosa, brillante, que con su mirada, con su voz nos hacen abandonar la queja, la melancolía, el desasosiego y la desesperanza?¿Quiénes traen al corazón la memoria de las promesas de Dios que hacen arder nuestros corazones porque en ellas está el deseo y la verdad que el mismo ha inscrito en nuestra alma? No los dudéis son los signos que aún cuando todavía es de noche y no ha despuntado el alba no zamarrean desde lo profundo, nos despiertan de nuestra religiosidad soñolienta y nos gritan: No está aquí, ha RESUCITADO.

¿Os dais cuenta de lo afortunados que somos, o mejor, de lo agraciados que somos, llenos y llenas de gracia, como María? Cuantos estamos aquí hemos recibido una noticia transformadora, algo que da la vuelta a la realidad. Ese aparente triunfo de la maldad, la injusticia, el dolor y la muerte en una pertinaz y cansina apariencia, tan espesa como la cruz, cierto, pero tan ajena al corazón de Dios que tiene sus días contados. Por la fuerza del amor, Jesús ha atravesado la espinosa noche y ha sido levantado de la muerte, por el Padre que lo ha constituido en Señor de la vida. Las mujeres, esas valientes, piadosas, constantes, las que llevan con su coraje el peso de la historia, lo saben, lo saborean, viven de esta esperanza. Y por eso lo ANUNCIAN. No pueden callarlo, contagian a los hombres religiosos desalentados, desarbolados, la noticia grande que enciende corazones con tal de que nos dejemos arrastrar por quienes ya han vislumbrado la vida del Resucitado. En esta noche, también nosotros somos convocados a ser voceros de la vida nueva de Jesús. No nos podemos callar. A quién se lo tienes que contar, cómo vas a decir a quienes te acompañan en la vida, que ya no hay hueco para la negrura; que en Jesús, Dios ha pronunciado una palabra de vida y resurrección que nos alcanza a todos los que nos hemos unido a él?

Esta noche, somos invitados a caminar en una vida nueva. Más, como Pedro algo, alguien, nos mueve a CORRER hacia al sepulcro, a retornar a los lugares de supuesta muerte propia o ajena para mirarlos de modo nuevo, con los ojos de la fe, desde la fuerza de la FE en el Resucitado. Muchos nos dirán que estamos locos, que somos tontos, ingenuos; que nos falta realismo, que somos ilusos. Muchos seguirán pensando que son cosas de mujeres que con sus historias nos han sobresaltado. Nosotros, quienes por puro don fuimos llamados por Jesús, atravesados por su mirada, abrazados por su amistad, amados y perdonados incondicionalmente, sanados en nuestras heridas, levantados en nuestras caídas y alimentados a su mesa nos basta ver una piedr corrida y unos lienzos por el suelo para saber que su promesa se ha cumplido; que Vive Cristo, esperanza nuestra; que él es la más hermosa juventud de este mundo; que todo lo que él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida. El vive y nos quiere vivos y en esta noche Santa, si tenemos fe, si nos dejamos empapar por su presencia luminosa en medio de la noche, nuestra historia personal, la de nuestra Iglesia y la de nuestro mundo, empieza a cambiar y a transformarse.


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Homilía de la fiesta de Santa María del Pilar en @ParroquiaSMP : Ella nos invita a volver a nuestros orígenes para vivir nuestro carisma en Familia #Marianista

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Cómo os veo ahora, así os vi en Zaragoza.  Era un 11 de octubre de 1897 cuando Guillermo José Chaminade llegaba desde Francia a una ciudad en fiestas, viéndose envuelto en medio de un pueblo que se apoyaba en la fortaleza y en la presencia de una mujer que alumbró el don de Jesucristo y el testimonio de aquellos que contaron la buena noticia que traían en su nombre. Chaminade llegaba desterrado a España con el corazón inquieto y triste por la situación de su país en donde la fe se apagaba y la Iglesia había perdido la capacidad de sostener y vivificar a sus hijos.

Y allí, en un tiempo de adversidad, de pobreza de medios, de falta de relevancia, de tiempo dedicado a la oración, ACOGIÓ una inspiración al calor de quien es Madre, discípula, fortaleza, misionera, atenta a la realidad y modelo de escucha y respuesta concreta a las llamadas de Dios.  María siempre permanece junto a los discípulos de Jesús reunidos en su nombre.  Ella tiene la capacidad de llamarnos, convocarnos y reunirnos para experimentemos la fuerza del Espíritu de Jesús y crezca en nosotros la fe, el afecto mutuo y el dinamismo misionero.

Este verano, los religiosos marianistas celebramos el Capítulo General que cada seis años nos pone ante la mirada de Dios, recogiendo los clamares del mundo y nuestro deseo de ser fieles al don recibido para el servicio de la Iglesia del mundo. Quienes participaron de él, han percibido que nos encontramos en un tiempo nuevo, en un punto de inflexión que nos lleva a la convicción de que o somos en Familia Marianista, o sencillamente no seremos. Hemos encontrado fuerza en una palabra de orden de nuestro fundador: estamos llamados a ser el hombre que no muera. Y por eso, no nos podemos rendir ante nuestra fragilidad, ni tirar la toalla, ni desesperanzarnos, sino aferrarnos a la fuerza del Dios que nos llamó, que nos sostuvo en los momentos más difíciles de nuestra historia y que no dio un hermoso carisma que para vivir en familia, para actuar juntos, convencidos de que sigue siendo profético y actual en este siglo XXI.

Dirigiéndose a la entera Familia Marianista, el Capítulo nos invita a:

  • Agradecer el don del carisma recibido de nuestros fundadores
  • Renovar en nuestros días la pasión para vivirlo con entrega y generosidad
  • Reavivar nuestra esperanza de que esta opción nos llevará a una vida y misión compartida muy fecunda como pueblo de santos.

Estamos convencidos de que:

  • El carisma adquiere todo su valor vivido como familia
  • Ser y actuar así es testimonio profético para la Iglesia y para el mundo.

Este espíritu es el queremos contagiar, juntos, porque juntos nos complementamos y enriquecemos en una pluralidad de vocaciones.

Sabemos que nuestra misión profética está centrada en:

  • Transmitir la fe
  • Solidaridad con lo pobres

La Compañía de María invita a la familia a acoger todo un programa para vivir juntos la misión en los próximos años. De ellos, hoy fiesta del Pilar, resuenan dos para nuestra comunidad de fe:

  • Generar lugares de presencia marianista en los que las diferentes ramas compartamos oración, formación, celebración y misión, constituyendo una comunidad abierta, visible y atrayente para las personas de nuestro entorno.
  • Diseñar y animar proyectos pastorales conjuntos que favorezcan en las personas, especialmente jóvenes, la escucha de la llamada de Dios en sus vidas y el discernimiento de su respuesta vocacional.

Queridos amigos, hoy es un día para volver con agradecimiento a nuestros orígenes, para ser conscientes del don recibido como inspiración junto a María del Pilar en Zaragoza y para sentirnos urgidos, animados, motivados, impulsado a mirar con energía y esperanza al futuro inmediato, a este curso ya comenzado, a este año pastoral.  María sigue siendo nuestra fortaleza. Ella nos vincula a unos con otros, no hace hogar, nos abre al futuro de Dios, pone en medio de nosotros a Jesús y nos hace soñar con múltiples caminos para llevar alegría, bondad y fe a la vida de tantas personas que pasan por Santa María del Pilar.  En este curso, especialmente estamos invitados a ACOGER a cuantos llegan, como Zaragoza acogió a Chaminade y le dio a María del Pilar como fuente de inspiración y sostén en sus dificultades.  Somos los misioneros de María. Colaboremos con ella en su misión.


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Homilía en la misa de la fiesta de Santa María del Pilar: «Aquí nos tienes» 12-10-2017

HOMILÍA

Queridos amigos, querida familia, querida comunidad de fe:

Cada año, al llegar el 12 de octubre, aunque no parezca otoño por las cálidas temperaturas, aunque sea puente y se produzca esa estampida madrileña que nos lleva a salir de la ciudad para respirar otros aires, en Santa María, nos reunimos delante de la Virgen del Pilar, para reconocer que de una u otra manera ella tiene mucho que ver en cuanto somos, hacemos y vivimos en este lugar. La miramos con amor de hijos y le decimos: Madre, felicidades porque hoy es tu día.  Aquí nos tienes. Y delante de su mirada nos sentimos acogidos y amados. Ante sus ojos ponemos esa ilusión que despierta estrenar un nuevo curso, desperezar toda la vida que circula por aulas, patios, pistas de deportes, lugares de encuentro y por este templo que en medio de la plaza es como corazón que bombea la vida que solo viene del Dios que en Jesús quiere plantar su tienda entre nosotros. Aquí nos tienes con nuestras lecciones empezadas, con entrenamientos y partidos, con ensayos de coro y teatro, con proyectos nuevos que despegan como los Encuentros con Jesús en Infantil y Primaria, como los grupos Pelícano de Padres y Madres transmitiendo la fe a sus hijos,  como el equipo de Caritas de la Parroquia. Aquí nos tienes a los jóvenes del catecumenado y de Emaús;  aquí nos tienes con la alegría y la sonrisa de crecer juntos en Huellas, Senda y Grupo Scout y llenar la tarde de los viernes de juegos, risas y amistad; aquí nos tienes dispuestos a imitarte en tu visita a Isabel en los voluntarios del programa Magnificat; aquí nos tienes dispuestos a que los enfermos y ancianos de nuestra barrio no se sientan solos; aquí nos tienes dispuestos a aprender entre todos a Cuidar del mundo, que empieza en nuestra casa y se extiende hasta Albania en nuestro abrazo de solidaridad.

Y por eso, hoy nos tiene que motivar escuchar la Palabra de Dios desde esta Jerusalén, que es para nosotros Santa María del Pilar. El Libro de las Crónicas que hace historia del paso de Dios por su pueblo, nos recuerda que estamos llamados a ponernos en marcha,  sin pereza, con entusiasmo, porque como diría Guillermo José Chaminade, nuestra misión es grande, es universal: somos los misioneros de María. La Palabra nos invita a iniciar esta ronda juntos, como pueblo de santos que somos. A que todos metamos el hombro debajo de los varales; a que nos perdamos el tiempo en nimiedades ni en pequeñeces porque el servicio al evangelio nos apremia y debemos permanecer unidos en nuestra misión. La Palabra nos invita a sentir que al caminar junto a María está con nosotros la presencia del Dios encarnado en su vientre, Jesús nuestro hermano y Señor. Y si él está con nosotros, no lo dudéis, estamos gustando ya del tesoro que da sentido a nuestras vidas.

Por eso hoy con el coro y con toda la asamblea, cantamos, hacemos fiesta, brindamos,  porque queremos contagiar a cuantos pasan por este lugar de vida marianista, por esta casa de María, la alegría del evangelio, la alegría de ser  comunidad, la alegría de tener una familia con la que llorar, reir y esperar.

La Palabra que hemos escuchado y que tiene fuerza para movilizarnos y transformarnos porque viene de Dios, nos mueve a ofrecer este don que es Jesús al mundo.  Queremos recordar a nuestra gente, tantas veces desalentada, tentada de división e incluso violencia,  que Dios está a favor de su pueblo, que Dios nos conduce, que el es nuestro baluarte, nuestra defensa, nuestro alcazar, refugio y casa. Y por eso con la confianza puesta en Dios, esta comunidad que lleva el nombre de María quiere vivir como ella de la fe, sentir seguridad en la esperanza y hacer visible con constancia y empeño el amor que  nos viene del Señor.

Sí, en este hermoso día del Pilar, mirando la realidad de nuestro mundo, la vida de las personas que nos rodean, bebés, niños, padres y madres, jóvenes, abuelos, enfermos y emigrantes, parados y todos aquellos que se encuentran en situación de fragilidad, queremos renovar nuestro compromiso de ponernos al servicio de María, acogiendo la voluntad de Dios y colaborando con su tarea de hacer presente en nuestro mundo a Jesús y su Evangelio. Con él queremos trabajar para que este mundo será como dice nuestro lema de este año: TODOPARATODOS, porque todos somos hermanos y así debe ser en JUSTICIA.  Esta es la misión marianista que compartimos en familia, que se hace realidad aquí en Santa María siendo continuadores de aquello que comenzó Guillermo José Chaminade en la Iglesia de la Madeleine de Burdeos.

Si así lo hacemos, de los labios de Jesús brotará hacia cada uno de nosotros y hacia nuestra comunidad de fe, aquello que proclamó de su madre: “Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen.”

Decía san Ignacio de Loyola: el amor está más en las obras que en las palabras. Ojalá nuestra misión común en este curso así lo refleje.

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Homilía en la misa del primer aniversario del paso al Padre de Santi Cremades: ¡alienta nuestra fe y no dejes de sonreirnos!

 

Me gusta repetir que lo más importante en esta vida son las PERSONAS. Un día alguien aparece en nuestra vida, nuestras miradas se funden, surge la conversación, nos contamos nuestra historia e incluso nos sentimos parte de un mismo proyecto, de algo más grande que nos desborda y nos abraza. Vidas que se entrecruzan. Y entonces todo es más luminoso. Todo tiene más sentido, porque eso más grande, ese más grande es nuestro DIOS y su sueño, su proyecto para que tengamos vida y seamos felices.

Todos los que estamos aquí hoy, queremos dar gracias porque en nuestra vida de manera más o menos intensa se cruzó SANTI.  Ahora hace un año, vivimos una de esas experiencias que marcan un antes y un después. En un abrir y cerrar de ojos, Santi se nos fue. Nunca he experimentado un dolor tan hondo ni tan siquiera al perder a alguien de mi familia. Eso significa que quien te deja ha calado en tu corazón.  Su marcha fue para nosotros un MISTERIO difícil de digerir. La fe rocosa, de vosotros, su familia fue para todos, un bálsamo y un testimonio maravilloso para poder atravesar las sombras de esos días de julio.

El tiempo ha pasado rápido. Y nos volvemos a encontrar en familia, con Jesús en el centro, para dar gracias a Dios porque SANTI ha sido y es un regalo para cada uno de nosotros.   Cabe que aún hoy nos preguntemos: ¿por qué, Señor? Escribía el primo Fernando palabras de su madre de hace un año que  guarda en el corazón: “las cosas nos pasan por algo”. ¡Y tanto! pensamos que somos dueños de nuestra vida, que forjamos nuestro destino, que todo lo controlamos.  A veces vivimos para nosotros mismos o hacemos montañas de cosas pequeñas, o enturbiamos nuestras relaciones por cosas nimias.  Haber vivido junto a SANTI, haber compartido su PASCUA hace ahora un año, es una verdadera REVELACIÓN que nos ayuda a abrir los ojos. Esto es la fe: pasar de la oscuridad a la luz. Abandonar nuestra ceguera. Y a esto nos ayuda SANTI. Como hemos escuchado en la carta a los Romanos, su vida ha sido una ofrenda a Dios:  una vida plena de sonrisas, de pasión, de futbol, de amigos, de música, de búsqueda de tu rostro.   Al cerrarse su corta biografía, al leerla de un solo golpe de vista, al interpretarla con las notas a pie de página,  de sus padres, de sus hermanos y de sus amigos, hemos descubierto el secreto de vivir: sentirse en la manos del Padre, dejándose moldear por el Alfarero, confiando en quien nos ama, sabiendo que estamos en sus manos,  y que mientras nos cruzamos en la vida con unos y con otros nos toca SONREIR, AMAR Y SERVIR, como si hoy fuera el último día.   Y mientras tanto, mientras que tenemos el corazón puesto en Dios, bracear hasta la orilla como si todo dependiese de nosotros, gastar nuestras energías haciendo que nuestro paso por el mundo sea transformador de la realidad y de la vida de las personas.

Santi, seguro que por gracia de Dios, porque El quiso servirse de este hijo suyo para hablarnos, despertarnos y fortalecernos, le fue revelado el secreto del Reino que está reservado a los sencillos y pequeños.  Y desde entonces,  su vida estuvo plantada como árbol frondoso a las orillas del torrente del Amor de Dios. Por eso, su vida, tan corta a nuestros ojos, llegó en el verano pasado a su sazón. Tuvimos cosecha anticipada.  Su fruto abundante, colmado, generoso, capaz de cambiar y transformar la vida de mucha gente.

¿Qué es lo que Jesús nos pide?  Algo que Santi comprendió y acogió en su vida: VENID A MI. No despeguéis vuestra vida de la mía. Haced de mi SENDA la vuestra. Configurad vuestra existencia con la mía. Encarnad en vuestra historia mis PALABRA y mis HECHOS.  Permaneced unidos a mí. Hoy estamos celebrando el aniversario de alguien con una vida cumplida, llena. SANTI caminó hacia Jesús, se hizo compañero suyo, fundió su vida con la suya y por eso su paso entre nosotros fue resplandeciente, por eso su sonrisa era como un regalo de Dios.

¿Qué nos ha prometido Jesús?  Yo os aliviaré vuestro cansancio. En mi encontraréis todo lo que buscáis y deseáis; su agua colma la sed más profunda que todos llevamos dentro.  Santi encontró el descanso prometido por Jesús.  Y cada uno de nosotros somos alentados cada día por nuestro amigo, a pegarnos a Jesús, a vivir con él,  a descansar en él. Cada noche cuando me acuesto y cada día cuando me levanto, desde la repisa de mi cuarto, una fotografía de Santi me lo recuerda. Como diríais tantos de vosotros,  a pesar de que soy un desastre, Santi me ayuda a ser mejor y me une fuertemente a quienes gracias a él hemos vislumbrado el secreto de la vida que Jesús ha venido a contarnos y que Santi disfruta ya junto al Padre del cielo.  No dejes de cuidarnos, amigo. Te necesitamos. Alienta nuestra fe y no dejes de sonreírnos.

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Jueves santo:homilía de la celebración de la Cena del Señor

 COMUNIÓN, SERVICIO Y AMOR

 Siempre siento miedo, al llegar la Semana Santa. Temor al ritualismo y a la costumbre. En estos días caminado detrás de Jesús por las calles de mi ciudad, me he emocionado, he rezado y llorado. He abrazado a muchas personas que han pasado un año difícil, duro y hasta desgarrado. Nos hemos tomado de la mano con fe quienes sabemos que necesitamos recibir juntos su gracia, su fuerza, su auxilio, en medio de la debilidad. Me he unido a quienes pretenden servir al Señor llevando su rostro y su mirada a un pueblo que necesita ser sostenido en la fe en medio de sus luchas.

Hoy, mientras rezaba con la Palabra de Dios para esta celebración de nuestra comunidad, invitada por Jesús a la cena de despedida, me han resonado las palabras de Éxodo de una manera particular con toda la fuerza del drama que supone la PASCUA. Jesús nos ha invitado hoy a una cena Pascual que actualiza el drama del pueblo de Dios, tratado como animales de carga, mano de obra barata y masa privada de libertad en tierra extranjera. Un pueblo que llegó a Egipto como refugiados de hambre y penuria. Un pueblo que esperaba encontrar una vida mejor y se encontró con miseria y opresión por una civilización presuntamente superior y desarrollada. Hoy celebramos la actuación de Dios que siente el clamor de su pueblo, el clamor de sangre derramada. En él misterio de la debilidad golpeada por el mal y la iniquidad del corazón del hombre, Dios llama a arracimarse, a reunirse en torno a la mesa, a alimentarse de inocencia y a ponerse en marcha juntos. No hay experiencia del Dios bíblico, del Dios de Jesús sin hombres y mujeres que se reúnen y se ponen de pie JUNTOS, con la cintura ceñida y el bastón en la mano, preparados para ponerse en camino a la voz liberadora de nuestro Dios. Hoy es día de vivir esta PASCUA NUEVA que nace en torno a una mesa en donde a pesar de miserias, infidelidades y traiciones, el Maestro nos convoca para que PERMANEZCAMOS unidos en su nombre; para que su memoria revivida en comida de hermanos, nos mantenga siempre unidos, en torno a un cáliz de bendición que el nos pasa para que bebamos y nos sintamos consanguíneos, hermanos en la sangre de Cristo que nos reunió en un pacto y alianza para siempre. Hoy Jesús, ante lo que queda por vivir, nos invita a desterrar para siempre el individualismo, la soledad egoísta y la indiferencia ante quien malvive porque no es de mi familia, de mi grupo, de mi clan, de mi partido, de mi ideología (esa peste que desune), de mi país, de mi religión. Uno solo es vuestro Padre y todos sois hermanos. Hoy Jueves Santo, el Señor, invitándote a la mesa, a ti y a mí, nos recuerda que ser cristiano, tener parte entre los suyos es vivir el misterio de la FRATERNIDAD.

También, el jueves santo no trae la conmoción de ver a Dios por los suelos. Dios es el que salva haciendo, actuando, a través de sus grandes signos y de sus mediadores.Pero con Jesús, se nos caen los palos del sombrajo. La transparencia de Dios en la carne que es Jesús se desviste, deja atrás lo que es adorno, distinción, pompa y circunstancia, esa que todavía tenemos en ocasiones adherida en los usos y costumbres de la Iglesia, y también en nuestro modo de actuar en sociedad. Nuestro Dios es quien se reviste de toallas para secar a quien viene muerto de frío y miedo; quien se arrodilla ante nuestra humanidad herida y los píes cansadas llenos del barro del camino, para lavarlos con ternura y besarlos con misericordia. Este es el MAESTRO y SEÑOR a quien decimos seguir, a quien creemos. No nos podemos negar a que sea EL quien hoy nos SIRVA, aunque las lágrimas caigan amargas sobre nuestro rostro, porque solo este encuentro con EL nos transforma y nos capacita para ser HOMBRES Y MUJERES DEL SERVICIO.

Lo único que está esperando tanta gente, tantos que necesitan ser escuchados, abrazados, acogidos, perdonados, levantados, sanados, por los discípulos del hombre de la toalla ceñida para poder creer, confiar y esperar en el Dios que salva la vida de los pobres, el Dios apasionado amigo de los hombres.

Finalmente, hoy es el día del AMOR. Las palabras que escuchamos, el signo que contemplamos, la comida de despedida a la que hemos sido inmerecidamente invitados nos hablan de lo único importante a cerca de nuestro Dios y en la vida del creyente. Por eso, en este jueves santo somos invitados de nuevo a recordar y revivir que lo nuestro es AMAR, que Jesús amó a los suyos que estaban en el mundo y que está eucaristía, memorial de aquella cena fue un adelanto de su AMOR entregado y derramado, de su pasión por nosotros Si nos reunimos, si servimos, si actuamos es porque nos hemos encontrado en medio de nuestra indigencia con el amor desbordante de Jesús. Abramos los ojos, dejémonos querer en esta tarde de grandes secretos a la mesa, de amistad, y de gestos que se guardan para siempre en el corazón. Que la memoria de esta Pascua nueva de Jesús nos llene de ardor y no de fuerza para que en la medida de nuestras posibilidades coloquemos en el centro de nuestra vida cristiana el ejercicio concreto del amor. La revolución de la ternura es la que despliega Jesús ante nuestros ojos. Acerquémosla a nuestros hermanos con pasión. Amemos con ternura y sin descanso porque el Señor nos lo reclama.

Lavatorio


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Homilia domingo 16º t.o. Ciclo B. domingo 22 de julio 2012

En el evangelio del domingo pasado Jesús enviaba a los Doce a anunciar el Reino de Dios. Hoy vemos cómo los Doce regresan y le cuentan lo que habían hecho y enseñado. Los Doce vuelven cansados pero seguro que felices por haber curado y anunciado el Reino de Dios. Jesús se los lleva a un sitio tranquilo para descansar, después de su viaje ajetreado, y para escuchar de primera mano lo que habían anunciado. 

San Marcos nos muestra en este texto breve un primer rasgo de Jesús: su cercanía a los apóstoles, sus ganas de escucharles, el trato amable con ellos después de días duros. Jesús les ha hablado del Reino de Dios, que es lo mismo que decir, hablarles de Dios y de lo que Dios quiere para el hombre: vida, amor, paz, justicia, perdón. Y Jesús les ha enseñado a escuchar. Escuchar es el primer paso para sanar, curar, liberar. 

El segundo rasgo de Jesús que aparece en este texto lo tenemos al final: “vio una multitud, le dio lástima, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles con calma”. La acción de Jesús no se reduce a los Doce sino que se amplía a todo aquel que le busca y necesita que le escuchen. Le gente escucha a Jesús pero Jesús escucha a la gente. Para Jesús escuchar a la gente está en el verbo VER. La gente le habla a Jesús buscándole, adelantándose adonde El va, porque saben que Jesús tiene algo que las autoridades religiosas no tienen ni manifiestan: paz, palabras de esperanza. 

Hoy también la gente busca escuchar y ser escuchado. Busca escuchar algo que le de ánimo y esperanza. Se dice que está aumentando el individualismo en la sociedad y también en la Iglesia. Y aumenta porque faltan personas, en la sociedad y en la iglesia,  que sepan decir y transmitir un mensaje que llegue al corazón de las personas y que infunda ánimo para vivir. Y como eso no se encuentra fácilmente, cada cual se refugia en sí mismo y se fabrica su propia “filosofía” para seguir adelante. 

Hoy los llamados líderes sociales, políticos y religiosos no llegan a la gente, no enseñan con calma. Por otra parte las personas vivimos en un mundo ajetreado, en una sociedad que transmite de todo menos paz y calma. Eso lo notamos todos. A veces nos refugiamos en la sociedad de consumo creyendo que es un remedio a nuestra carencia de paz. Otras veces nos mostramos pesimistas y  no sabemos salir de nosotros para buscar algo o alguien que nos “enseñe con calma” como Jesús en el evangelio. 

No se trata de decir alegremente, ni intento decirlo pues sería caer en un infantilismo tonto, que Dios va a solucionar los problemas que tenemos, ni siquiera recurriendo a una oración poco creyente. Pero creo que hay personas dentro de la sociedad y dentro de la iglesia que pueden tener una palabra de aliento. La Eucaristía puede ser uno de esos momentos de paz donde después de escuchar la Palabra de Dios y de reflexionar sobre cómo llevarla a la vida puede tener el mismo efecto que las palabras de Jesús a la gente de su tiempo. 

Necesitamos personas, sobre todo en la iglesia, que desde la Palabra de Dios, transmitan un mensaje doble: que su enseñanza esté basada en Jesús y en su cercanía a las personas y  problemas del mundo actual y que esa enseñanza se haga desde el esfuerzo por buscar el bien de todos. Para eso hay que escuchar a los demás y manifestar la capacidad de ser escuchados como portadores de buena nueva para nuestra sociedad y nuestro mundo.


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Homilia domingo 15º t.o. Ciclo B. Domingo 15 julio 2012

En los evangelios leemos que mucha gente seguía a Jesús. Se dice también que Jesús “hablaba con autoridad y no como los escribas y fariseos”. Podemos preguntarnos ¿por qué? Y no basta con decir que Jesús era Dios, no. Jesús ante sus contemporáneos era uno más. Y la gente lo seguía. ¿Por qué? Porque Jesús no se perdía en discursos vanos. Jesús anunciaba el Reino de Dios o reino de los cielos con gestos concretos, con  acciones que repercutían en las personas.

Hoy lo vemos en el evangelio. Cuando Jesús envía a los Doce a anunciar el Reino de Dios no les dice que tienen que hablar, sino que tienen que actuar, que manifestar lo que es el Reino de Dios a base de gestos sencillos. Fijándonos en el evangelio vemos que lo primero que hace Jesús es darles autoridad sobre los espíritus inmundos. Esta autoridad es para usarla en beneficio de los demás no en beneficio propio. Y la autoridad de los discípulos emana de Jesús. Y la de Jesús proviene del Padre y se concreta en el servicio. 

Cuando nosotros hablamos de autoridad, la revestimos de poder, de signos que ostentan poder, de signos que hay que reverenciar. Para Jesús la autoridad se concreta en dos signos que están muy lejos del poder y de la reverencia. Esos signos son: el bastón y las sandalias. El bastón para ayudarse en el camino y apoyarse ante el cansancio. Y las sandalias como signo de estar preparado para seguir a Jesús y signo de humildad. 

A los Doce les bastaba con el bastón y las sandalias. No tenían discursos preparados, no enseñaban leyes o normas. Lo único que esperaban era que les recibieran  y escucharan. Y su mensaje era predicar la conversión y echar demonios. Para eso tenían autoridad.

Tal vez hoy deberíamos actuar como los Doce. Hoy como iglesia que somos tenemos la autoridad de Jesús para actuar en beneficio de los demás. Las personas miran más los gestos que las palabras y como iglesia, a veces, nos perdemos en palabras, discursos, normas y olvidamos los gestos, gestos que convencen más que las palabras. 

Hoy hay personas que siguiendo el ejemplo de los Doce llegan más fácilmente a los demás con gestos sencillos que con largos discursos. Hoy las personas agradecen más una palabra de ánimo, un gesto de solidaridad, un estar cerca de ellos más que toda una perorata que les podamos decir. Aceptan mejor la cercanía que la palabrería. 

El Reino de los cielos, el Reino de Dios se anuncia con gestos sencillos, con cercanía al necesitado, con ayudas concretas. Esos gestos, esa cercanía, esas ayudas son una manera de “echar demonios”, es decir una manera de liberar a las personas de los demonios del egoísmo, del afán de poder, de oprimir al otro. El tipo de demonios que los Doce expulsaban y los espíritus inmundos sobre los que tenían autoridad siguen actuando hoy igual que en tiempos de Jesús. Y esos demonios o espíritus se echan con gestos de amor, de perdón, de bondad y no con palabras o discursos que no conducen a nada. 

Aprendamos nosotros de los Doce, llevemos el bastón y las sandalias de la palabra de Dios y anunciemos el Reino de los cielos que Jesús vino a predicar y que es el que verdaderamente salva.


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Homilia domingo 14º t.o. Ciclo B. Domingo 8 de julio 2012

Posiblemente el carisma más difícil y más duro que Dios puede conceder es ser profeta. A lo largo de la historia, e incluso hoy día, los profetas han sufrido y sufren persecución y muerte. No es fácil ser profeta. El profeta no solo anuncia malas noticias sino que también  tiene que anunciar buenas noticias e infundir esperanza en quienes le oyen. Y esto segundo es más difícil que lo primero.

 En la primera lectura, Ezequiel transmite lo que dice el Señor a “los hijos que son testarudos y obstinados” y que ellos y sus padres han ofendido al Señor. Pongámonos por un momento en la piel de Ezequiel. Hoy hay personas que son profetas y se ven en la misma situación que Ezequiel: denuncian el mal que hacemos los demás. Y lo hacen con palabras y con su vida. Pero no se les hace caso porque denuncian injusticias y comportamientos contrarios a la dignidad humana. Hay países donde se les mata, igual que hacía el pueblo de Israel. 

Tenemos otro caso. Existen personas que creyéndose profetas, son personas corruptas que, para defenderse, denuncian a otros como corruptos haciendo que la atención no se fije en ellos sino en los denunciados. Estos lo único que quieren es salvarse ellos haciendo que los demás sean condenados. Estos se conforman con denunciar y no son capaces de anunciar algo bueno ni infundir esperanza, sino que siembran confusión que es lo que les interesa. 

 En Jesús, como en Ezequiel y en muchos otros, vemos y reconocemos a un verdadero profeta. Jesús no se conforma con denunciar el mal y a quien lo hace, sino que anuncia buenas noticias y aporta esperanza a quienes lo oyen. ¿Qué son si no las Bienaventuranzas? Una denuncia del mal que hacemos los hombres y una esperanza para quienes lo sufren. ¿Y el texto de Isaías que Jesús recita en la sinagoga de Nazaret: “El Espíritu del Señor está sobre mí…me ha enviado a anunciar la Buena Noticia a los pobres”?. (Lc. 4,16-19) Son anuncios de esperanza, que hoy también necesitamos.

 Los paisanos de Jesús se hacían las preguntas que hemos leído y que pueden resumirse en la desconfianza hacia Jesús porque, según ellos “le conocían”. Hoy también desconfiamos de los  profetas porque, decimos: les conocemos. Hoy hay profetas que enviados por Dios no pueden callarse y nos llegan a echar en cara nuestro conformismo ante la situación que se vive. Denuncian que no se haga nada para desenmascarar a los que comenten injusticias, a los que viven a costa de los demás, a los que llegan incluso a reírse de los que pierden todo, mientras ellos siguen ganando.

Pero estos profetas no se quedan en denunciar. Ellos, desde su fe y desde sentirse invadidos por Dios, viven una “fe esperanzada que anuncia a través de bellas imágenes, la salvación”, (Tamayo Acosta. “Hacia la comunidad”). Pero, ¿cuál es el problema? Que oímos más fácilmente a los falsos profetas, a los de las malas noticias que a los verdaderos profetas, esos que nos infunden esperanza en el corazón y en la vida.

Nos toca denunciar a los falsos profetas, a los que se escudan en el mal de otros, y anunciar con el verdadero profeta, que es Jesús, y con muchos otros que le siguen, que vendrán, que vienen momentos de conversión, de vida y de libertad que ayudarán a volver el corazón del hombre a Dios y al prójimo y construir un mundo donde esas profecías que se anuncian sean una realidad.