Soluciones eucarísticas
• Compartir el pan, en vez de acapararlo. Es de justicia.
• Partir el pan, en vez de conservarlo. Es caridad.
• Sembrar el trigo, en vez de minas antipersonales. No más terror.
• Amasar la harina con ternura y esperanza. No con un frío interés.
• Cocer el pan en el horno del amor. No con el fuego de la avaricia.
• Proteger a los que siembran el pan con el sudor de su frente.
• Que el pan se coma en la mesa de la solidaridad y la fraternidad.
• Que comas menos pan, si alguien pasa hambre.
• Que se busquen los medios justos y solidarios de repartir los panes.
• Que si ya no tienes panes, tú mismo te hagas pan, como Dios.
ORACIÓN DE ALABANZA
Gracias, Cristo, Señor ungido,
por tu perfume de cielo,
gracias, Jesús, por tu santo Nombre,
Salvador, el Compasivo, el Consuelo.
Gracias por tus palabras
y por tus brazos abiertos.
Gracias por las semillas
que nos dejaste del Reino.
Y gracias por tu Abba, por tu Espíritu,
las bienaventuranzas y el Padre nuestro.
Gracias por la Eucaristía,
las gracias en sacramento;
todo el misterio de la Pascua
que comemos y bebemos.
Gracias por tu presencia,
medicina y alimento;
el pecado redimido,
la muerte ya no da miedo.
Te has quedado con nosotros,
nuestro amigo y compañero.
Solo te pido una cosa,
ser tu pan y tu fermento.
- Vivir eucarísticamente es optar por la fuerza misteriosa de Cristo resucitado.
- Vivir eucarísticamente es contar con la fuerza liberadora del Espíritu Santo.
- Vivir eucarísticamente es creer que el pan partido es un fermento de renovación de las personas, de la Iglesia y de la sociedad.
- Vivir eucarísticamente es crear lazos de comunión en un mundo roto y enfrentado.
- Vivir eucarísticamente es aprender a colaborar, respetando la dignidad y los derechos de cada uno, respetando los carismas y capacidades de todos.
- Vivir eucarísticamente es aprender a compartir.
- Vivir eucarísticamente es aprender a servir.
- Vivir eucarísticamente es optar por la gratuidad
- Vivir eucarísticamente es vivir en el amor. Pero el amor entregado como el de Cristo, que se parte y se deja comer. «El que me come vivirá por mí» (Jn 6,57)
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