Buenos días, amigos. Llueve sobre Madrid. Hace frío. Pareciera que la primavera se agazapara. No es tiempo aún de florecer. El día gris y desapacible nos ayuda a permanecer en casa. No queda otra. Mientras arrancamos hojas del calendario vamos subiendo a Jerusalén y nos acercamos a los días de la Pascua.
El Evangelio nos presenta a Jesús en un contexto hostil, a la gresca con los fariseos que no comprenden nada porque miran todo de tejas abajo según una visión religiosa a la medida de sus necesidades. Nosotros a veces tampoco lo entendemos. No comprendemos cuál es el modo que tiene el Señor de hacerse presente en medio de la tragedia de nuestros días de pandemia. El nos dice hoy: «Cuando levantéis en alto al Hijo del Hombre, sabréis que «Yo soy»» Estas palabras nos evocan días de plaga de serpiente para el Pueblo de Israel. En aquel tiempo Dios por medio de Moisés mando levantar una enseña de modo que quienes la miraran quedarían sanos. Estamos ya a pocos días de que la enseña sea levantada, de que el Hijo del Hombre sea levantado en la cruz a los ojos de todos. Este es el modo en que el Señor se hace presente en medio de nuestro dolor que agota ya a tantos: siendo levantado desde el árbol de muerte de la cruz que se transforma en árbol de vida. Es la solidaridad de Dios con nosotros la que nos sana y despierta la esperanza. Es su amor inquebrantable el que nos impulsa. Jesús es el Dios que acompaña a su pueblo y lo salva desde abajo y desde dentro. Jesús nos recuerda: «El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo.»
Cada uno de nosotros somos enviados a vivir este tiempo nuestro, sintiéndonos enviados del Padre, para mostrar la solidaridad y el amor de Dios que sana y salva en la entrega concreta. Quien nos envía así no nos deja SOLOS. No te sientas solo. Vive este final de la travesía de la cuaresma con la intensidad del amor de Jesús. Busca servir en lo concreta: detalles en casa, poner paz, regalar sonrisas, creatividad en la ayuda y la colaboración con quien más lo necesita; palabras y llamadas de aliento, humor para hacer más llevadero el encierro,… mil y un modos de hacer sentir a quien tienes a tu lado, o al otro lado del teléfono o en la otra punta de la red de internet, que juntos saldremos de esta y que Dios está con nosotros.
¡Mucho ánimo! Un abrazo, amigo. Un abrazo, amiga.