Queridos amigos y amigas:

Muy buenos días. Comenzamos la tercera semana de cuaresma en este tiempo de cuarentena. Hoy la Palabra de Dios invita a fiarnos de sus pequeños y sencillos mediadores, a atrevernos a dar pasos que aparentemente no solucionan nada. Hoy como Naamán el Sirio, somos invitados a bañarnos en el río Jordán para limpiar nuestra lepra, esa grave enfermedad que nos parece imposible de curar, eso que no somos capaces de quitarnos de encima,… Invitados a confiar en Dios, en la voz de los pequeños que hablan en su nombre es la clave de nuestra salvación, de nuestras transformación. Quizá sea hoy tu hijo, tu hermana pequeña con la que pasas estos días tantas horas en casa. Quizá lo que nos cure y nos limpie sea echarnos al suelo y jugar con ellos; o cantar o bailar; o ver juntos una peli. Quizá nos limpie o salve, subirle el pan a la vecina mayor del quinto que no puede salir de casa, o llevar los medicamentos al abuelo del tercero, o interesarnos por mamá o papá que en otra ciudad se preocupan por nosotros. Pequeños gestos que nos limpian y nos salvan, como a Naamán el Sirio. Nuestro Dios nos enseña a buscar la sanación en las pequeñas cosas. Hoy tenemos una ocasión para ello.

Como ayer, la misa de la Comunidad Marianista de Santa María del Pilar va por todos vosotros: hermanos, amigos, vecinos, personal sanitario, sanos y enfermos, compañeros de la educación. Os la ofrecemos por si queréis escucharla, rezar con nosotros y mantenernos en comunión. Un abrazo virtual y fraterno

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