Hoy ha terminado la experiencia de servicio y voluntariado de las chicas de segundo de bachillerato que durante los últimos diez días han participado en el CAS: Conocer, Amar y Servir. Tres verbos que recogen una experiencia integral en donde el servicio, la formación y la oración, pretenden acompasar la dedicación de tiempo, cariño y energía a personas que son atendidas en diferentes asociaciones de la ciudad y que viven situaciones de pobreza, fragilidad o descarte social.
Muchos me preguntan si es una experiencia solo para chicas, ya que no hay ningún chico en el grupo. Mi respuesta siempre es la misma: Iglesia, solidaridad, compasión, ternura,… son todos términos femeninos. Nos tiene que interpelar y tenemos que preguntarles a nuestros chavales por qué no se animan a poner sus manos y su energía al servicio de los más pequeños. Quizá como María hay que aprender a permanecer de pie, junto a la cruz de Jesús, como lo estuvo Juan, el discípulo amado.
A quienes habéis prestado este servicio, gracias de todo corazón. Estoy seguro de que os lleváis mucho más de lo que habéis entregado. ¡Buen verano a todas vosotros, amigas samaritanas! Gracias también a la comunidad marianista de Zaragoza por su hospitalidad.