MOTIVACIÓN
Dios propone a María su implicación en la “nueva historia” de la humanidad. A pesar de todos sus temores y perplejidades, ella, desde su humildad y sencillez y sin saber siquiera lo que esto pueda suponerle en el futuro, decide salir de sí misma, abrirse a los demás, e iniciar un nuevo mundo: el de la “comunión”, la interrelación, el “nosotros”. Con el “sí” de María se abre la posibilidad de una nueva era.
LA VOZ DE LOS PROFETAS
El rey David sueña con construirle a Dios un templo tan hermoso o más que el palacio donde vive. Pero el profeta Natán lo desengaña: ¿Cuál es el “templo” que quiere Dios?
El “templo” de Dios es un “Pueblo” nuevo, construido con las piedras de las relaciones fraternas, de los cuidados de la tierra y de los hombres y, sobre todo, de los pobres y vulnerables. El Ángel Gabriel se hace profeta ante María: «Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin» (Evangelio: Lc 1,26-38).
¿DÓNDE ESTÁ DIOS?
Dios hizo a la humanidad una promesa de bendición en Abrahán (Génesis 12,3b), y se la reiteró a David. Pero Dios no “baja” de la nube, sino que acude a las personas, como María, para que se dejen llevar de su Espíritu y aporten su vida para una “tierra nueva”. Dios estaba en María.
LAS LUCES DE LA CIUDAD
María es, como una luz intensa que borra, con su SÍ, toda la oscuridad de un mundo cerrado sobre sí mismo. En María se cumple la promesa de Dios: Jesús, Luz de la humanidad, cuya “venida” hacemos ya estos días presente, a las pocas horas de la Navidad…
UN GESTO COMUNITARIO
Ahora, en una nueva era posible, se rompen las distancias, se han posibles los abrazos, todos los corazones inician una nueva “cultura de cuidados”, renace la relación y se posibilita ese nuevo “tejido social” recreado.
• María se quita también LA MASCARILLA DEL “YO”.
• Nosotros al encender la cuarta vela del adviento, NOS COMPROMETEMOS con el “sí” de María para REGENERAR EL TEJIDO SOCIAL PERDIDO. Hacemos así posible, desde el Adviento, la venida de Jesús en Navidad.
LA CORONA DE ADVIENTO
Al encender la cuarta vela, en este último domingo del Adviento, pensamos en ella: María, la mujer del SÍ definitivo al nuevo plan de Dios que cumple su promesa de abrir el horizonte hacia una tierra de relación y de cuidados.
Con esa misma ansia, con ese mismo cuidado, con esa misma ternura, con ese mismo amor, acompañamos con nuestro propio “SÍ”, el compromiso de María, haciendo así posible, junto con ella, la regeneración del “tejido social” que se nos abre ahora como una nueva oportunidad.
¡Ven pronto, Señor.Ven a salvarnos!