Parroquia Santa María del Pilar Marianistas

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Agenda de la semana y Hoja del XII Domingo del Tiempo Ordinario: Natividad de San Juan Bautista

AGENDA

  • Este domingo, a las 19h, nos unimos a la Comunidad de San Egidio que celebra en la Iglesia de Nuestra Señora de la Maravillas, en la plaza Dos de Mayo, la Eucaristía «Morir de Esperanza» por todas las personas que mueren en el mar tratando de llegar a nuestro país buscando una vida digna.
  • El próximo domingo, 1 de julio, ya no habrá eucaristía a las 11:30h.

HORARIO DE MISAS DE VERANO (JULIO Y AGOSTO)

  o  DE LUNES A SÁBADO       20:00h

o  DOMINGOS    12:30h  y   20:00h

 

 

 

DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO

morir de esperanza

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

 

 

 

 

 

 

 


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Lecturas del XII Domingo del Tiempo Ordinario: Natividad de San Juan Bautista

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías: te hago luz de las naciones

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, Israel, por medio de ti me glorificaré». Y yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas» En realidad el Señor defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba Dios. Y ahora dice el Señor, el que me formó desde el vientre como siervo suyo, para que le devolviese a Jacob, para que le reuniera a Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios. Y mi Dios era mi fuerza: «Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».

SALMO RESPONSORIAL

Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente.

Señor, tú me sondeas y me conoces.

Me conoces cuando me siento o me levanto,

distingues mi camino y mi descanso,

todas mis sendas te son familiares.

Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente.

Tú has creado mis entrañas,

me has tejido en el seno materno.

Te doy gracias, porque me has plasmado portentosamente,

porque son admirables tus obras.

Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente.

Mi alma lo reconoce agradecida,

no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando,

y entretejiendo en lo profundo de la tierra.

Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente. 

SEGUNDA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles: Juan predicó antes de que llegara Cristo

En aquellos días, dijo Pablo: «Dios suscitó como rey a David, en favor del cual dio testimonio, diciendo: “Encontré a David, hijo de Jesé, “hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos”. Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión antes de que llegara Jesús; y, cuando Juan estaba para concluir el curso de su vida, decía: Yo no soy quien pensáis, pero, mirad, viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias de los pies.” Hermanos, hijos del linaje de Abrahán y todos vosotros los que teméis a Dios: a vosotros se nos ha enviado esta palabra de salvación».

ALELUYA

Aleluya, aleluya, aleluya

A ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos.

Aleluya, aleluya, aleluya

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas: Juan es su nombre  

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella. A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como a su padre; pero la madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan. » Y le dijeron: «Ninguno de tus parientes se llama así». Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Y todos se quedaron maravillados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: «Pues ¿qué será este niño?». Porque la mano del Señor estaba con él. El niño crecía y se fortalecía en el espíritu, y vivía en lugares desiertos hasta los días de su manifestación a Israel.

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