Parroquia Santa María del Pilar Marianistas

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EL VERANO «EN CRISTIANO»

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EL DESCANSO DEL VERANO VIVIDO EN CRISTIANO

¿Existe un verano «cristiano»?¿No es acaso el tiempo de descanso igual para todos? 

Para el cristiano también el verano es tiempo de Dios. No es un descanso de la vivencia de Dios. En la Biblia no existe el concepto de «vacaciones» personales tal y como nosotros lo conocemos hoy. Pero sí existe el descanso como respuesta a los agobios y dificultades de la vida que nos pueden separar de Dios.

La institución del «sábado» nos enseña que es el día de Dios: «Pero el séptimo día es día de descanso, consagrado al Señor, tu Dios» (Éxodo 20,10); Por tanto, para el creyente también el descanso es tiempo consagrado a Dios.

En la vida de Jesús tenemos muchos momentos donde el Señor busca el descanso humano y nos ofrece el descanso espiritual a cada uno de los que le seguimos. Él se convierte en respuesta a los agobios, inquietudes y cansancios de la vida: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas” (Mt 11, 28-30). El descanso aparece en Jesús como una de las recompensas a su seguimiento. Él es nuestro descanso…

¿QUÉ ES «DESCANSAR»?

Es «quitarse la fatiga» porque la vida con sus ajetreos y problemas nos cansa, nos fatiga, nos desalienta…

Para la mayoría de las personas las vacaciones son días para romper con la aburrida rutina diaria, para adueñarse del tiempo sin las interferencias del trabajo o de las obligaciones de cada momento. El descanso veraniego hace felices a muchas personas porque les hace tomar el ritmo de su vida tal y como ellos desean no como la vida les impone…

Para los cristianos las vacaciones, el descanso, es tiempo de Dios y para Dios, mientras que para el no creyente su tiempo es suyo y él es su único dueño y administrador… 

¿QUÉ NOS CANSA?

Un buen ejercicio cristiano para comenzar y vivir las vacaciones estivales es descubrir qué nos cansa y qué nos descansa en nuestra vida diaria. En ese aprendizaje encontraremos personas, situaciones, problemáticas concretas que de una u otra manera nos afectan positiva o negativamente.

 ¿Qué situaciones de mi vida me tensionan y agobian? ¿Qué personas son las que provocan en mí un gran nivel de estrés? ¿Cuáles son las realidades de mi vida que me inquietan y me quitan la paz y el sosiego? ¿Qué tengo que hacer en el verano para liberarme o descargarme de estas preocupaciones?  ¿Qué nos cansa?

Además de nuestra propia realidad interior, los cristianos también vivimos rodeados de situaciones que nos pueden producir abatimiento por las situaciones se dan en el mundo que nos rodea y en la Iglesia de nuestro tiempo. Algunas de ellas pueden ser…

– Las realidades del mundo.

– Las propias incoherencias personales y comunitarias.

– El estar siempre empezando y la sensación de que no avanzamos…

– El sentirnos abandonados por seguridades emocionales, afectivas, racionales, eclesiales… que antes

   parecíamos tener y ahora no.

– El pensar que seguir al Señor en este tiempo ya no tiene sentido, es estéril…

– El no ver ni recoger frutos…

– El sentirse solo aunque estemos rodeados de personas…

– Los problemas y dificultades de la existencia humana.

– Las pruebas que la vida nos pone delante.

– Nuestras propias confusiones interiores y exteriores… 

Y LLEGA EL VERANO…

Llega el verano, las vacaciones que quieren interrumpir la monotonía diaria y hacernos retomar nuevas fuerzas… Para los cristianos el verano tiene que ser un tiempo de reposo sin caer en la trampa de creer que en este tiempo también Dios se toma sus días de descanso… Para el cristiano no hay una ruptura veraniega de su vida de fe. Es justo en ese tiempo cuando la fe se serena de los ajetreos de la vida y es un tiempo para sentarnos con el Señor a repasar nuestros momentos y todo ello sin prisas, sin reloj. Vivir el verano en cristiano significa que Dios va a la playa o al campo con nosotros, que se ríe y divierte con nosotros…

EL VERANO DEL CRISTIANO

No nos sintamos acomplejados porque nuestro verano tenga otros contenidos distintos al verano de los de la mayoría de la gente. El verano es el mismo para todos, la única diferencia está en cómo lo vivimos y aprovechamos.

 Algunas características del verano que vive el cristiano son…

– Hacer también del verano tiempo de Dios, de diálogo reposado de quien está con el Señor sin

    prisas, disfrutando de su presencia y amistad.

– Estar libres de horarios y de otras esclavitudes cotidianas nos hace más libres para mirar al Señor y con el

   Señor lo que    nos rodea.

– Descubrir que la naturaleza es también presencia de Dios.

– Tiempo para meditar la Palabra con mayor serenidad y acogida.

– Tiempo de lecturas espirituales que nos mueva por dentro y por fuera.

– Tiempo para visitar museos, monumentos, monasterios… y hacer en ellos la vivencia espiritual de lo que

    las piedras y  las obras de arte nos transmiten.

– Aprovechar algunos días para hacer algún retiro o ejercicios espirituales.

– Tiempo para contactar con otras personas, culturas y formas de vida.

– Tiempo de saber recoger y percibir las bondades de Dios en nuestra vida.

– Aprender a utilizar el tiempo libre de manera creativa y constructiva.

– Visitar a esas personas que viven solas y enfermas y para las que nunca tenemos el tiempo suficiente.

– Colaborar con algún proyecto en los países en desarrollo…

– Tener cuidado de uno mismo de todos los aspectos de nuestra vida: espiritual, salud, psicológica, emocional, etc. y buscar la manera de disfrutarlo.

– Dedicar más tiempo a aquellos a los que no atiendes durante el año: familia, amigos…

– Descubrir la presencia de los pobres y débiles que nos rodean incluso en las vacaciones…

– Practicar deporte, nadar, jugar, divertirse, reír… expandir el alma llena de alegría.

–Compartir la Eucaristía con espíritu eclesial.

– Revisar nuestra vida con la serenidad del descanso.

Cuando termine el estío muchas personas volverán a su realidad cotidiana mucho más morenos, con unos kilos de más y con muchas experiencias que contar… Para nosotros los cristianos, además de lo anterior, llevaremos una experiencia de Dios que nos ha enriquecido para todo el año…

¡FELIZ Y CRISTIANO VERANO!

Autor: Lucio Bezana

Lucio Bezana, sm Párroco de Santa María del Pilar Marianistas - Madrid c/Reyes Magos, 3 28009 - MADRID

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