Con la eucaristía de hoy, mi felicitación más entrañable para la madres, iconos del cuidado y de la ternura de Dios que se ha manifestado en Jesús, Buen Pastor, que nos conduce, guía, llama por nuestro nombre, cuida, nos alimenta y nos conoce hasta el fondo y nos ama. La voz de Jesús resuena hoy con ese timbre único que nos hace sentirnos incondicionalmente queridos. El nos saca fuera, apelando a nuestra libertad. El nos hace permanecer confiados, pase lo que pase, porque nuestras vidas están en sus manos. Cuando escuchamos su voz, el corazón se llena de alegría y descubrimos una vez más que el Dios de Jesús, no quiere otra cosa sino que tengamos vida abundante y plena.

Como él nos cuida, como nuestra madres nos han cuidado, así estamos llamados nosotros a hacer de este mundo, un lugar diferente según el corazón del Buen Pastor. El mundo del cuidado y la ternura. A esto estamos llamados todos, y ésta es la gran aportación de la Iglesia de Jesús en este tiempo incierto en donde todos descubrimos que somos vulnerables.

Besos a las mamás y a quienes tienen vivo el espíritu maternal.

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