Ya es Miércoles de Ceniza. Comenzamos un camino que cada año nos invita a detener el ritmo frenético de nuestras vidas; a contemplar la realidad abandonando la indiferencia; a dejarnos tocar en los profundo del corazón, tantas veces anquilosado y endurecido, por los rostros de dolor y sufrimiento de tantos hombres y mujeres, hermanos nuestros golpeados por el mal y la injusticia; heridos en su dignidad.

Es tiempo de sentir, aproximarse, ponernos manos a la obra, movidos por el don del Dios que nos habita, para curar, sanar, cargar con aquellos que no pueden con su vida, ofrecer nuestra propia cabalgadura, abandonando nuestra comodidad y egoísmo y ponernos en camino hacia la posada, hacia la casa, el hogar donde se cuida del hermano apaleado, solo, sin recursos, descartado.

Sí, comenzamos la cuaresma inspirando por Jesús, el Buen Samaritano y bajo el símbolo de la POSADA. Esto quiere ser nuestra comunidad de fe.  En ella celebramos este miércoles la eucaristía a las 8, a las 13.15 y a las 20h. En ella acogeremos con humildad la signo que dibuja sobre nuestra frente la cruz de Cristo. Ceniza que nos recuerda nuestra condición de criaturas, parte de esta Tierra que habitamos, llamados a acoger el amor de Dios que se manifiesta en la entrega de Jesús por nosotros. El es la fuerza transformadora de nuestros corazones. El nos capacita para la compasión. Comencemos el camino de la cuaresma movidos por el espíritu de Jesús. Hagámoslo en comunidad. Preparemos una posada llena de afecto, acogida, sanación,… Es tiempo de gracia. Comienza el camino hacia la Pascua.